
Mecagüen la zona VIP.
Si yo fuera famoso no estaría en la zona VIP, me uniría a la gente “corriente” más que nada porque me daría vergüenza eso de estar allí, junto a los elegidos, junto a los que figuran en la lista que revisa el cachas de la puerta, todos juntitos en el escaparate. Claro que me molaría entrar por la cara, acercarme al fortachón y decirle, hola soy MoM estoy invitado. Eso si, nada mas entrar al acontecimiento me voy con la peña a reírme de mi mismo y a hacer el gilipollas que es lo que mejor se me da.
Tendría pasta para tomarme lo que quisiera, para cenar donde quisiera, pero no dejaría de tomarme mi calimocho.
Es como eso de que uno no pueda entrar si va en zapatillas, pero estoy seguro que si eres un famosote, un VIP, entras con las zapatillas llenas de mierda y quien sabe igual te las limpia el dueño del local. Realmente es algo que me trae sin cuidado porque si voy a un garito y el tipo de la puerta me dice: -tu no, no me gusta tu pelo, no me gusta como andas, esfumate.- no me importa lo más mínimo quedarme fuera pues paso de entrar a un tugurio así.
Unos opinan que el dinero hace gilipollas a la gente, pero yo opino que ya eran gilipollas antes de tenerlo, lo que sucede es que ahora se atreven a serlo porque todos les ríen las gracias. La zona VIP tiene la culpa de todo, te hace gilipollas, juntarte con esa chusma tan pija y hacerte de la secta. Tener mucha pasta es genial y te da la posibilidad de conocer, de tener experiencias, el error es olvidarse de las experiencias que no necesitan del dinero.
Hace poco echaban un programa en la tele, con la superpija Carmen Lomana de tutora y una pandilla de profesores correctos, educados, bastante VIP parecían. Los alumnos, una pandilla de chavales bastante ignorantes por no decir una panda de borregos. La finalidad, era transformar inútiles en personas. Yo flipaba, veía como los VIP daban lecciones, como comer, como ser educados, como vestirse. Parecía algo así como si los dioses en el olimpo se apiadaran por momentos de los insignificantes mortales, como si los VIP salieran de su zona especial y se juntaran con la gente. Esa sensación tenía, que se aprovechaban de que eran unos críos ignorantes y se cebaban sabiéndose superiores, se sentían los master del universo. Yo me imaginaba a un tipo que no sabe ni darle una patada a un balón creyéndose Iniesta enseñándole a jugar a fútbol a un niño de 4 años, menudo rival!! .
A mi, la verdad, estos profesores me parecían patéticos tan seguros de que sus valores, de que sus etiquetas y formas de actuar sean las correctas, tan seguros de nada porque estoy seguro que no son nada. Porque los sueltas en el barrio de los chavales y no se comen una mierda. Porque no saben nada de nada, porque todo se lo hacen. Saben de trajes armani, de lo que se lleva. Porque todo eso que llevan alrededor, no es más que una coraza para ocultar que son como todos, que son incluso más vulgares. Se creen que pueden decirle a un chaval como debe vestirse y estar sentado con una pajarita horrible y un peluco tipo medusa tapando la calva incipiente. La otra le dice como comer ostras, como sentarse, le dice que debe ser algo en la vida a una chica madre con 19 que sus amigos llevan bates de béisbol para pegar a la gente, se lo dice enseñándole a comer en la terraza de un hotel de Ibiza, poniéndole la miel en los labios, engañándola, y la pobre se lo cree. Le recrimina que se siente con las piernas muy abiertas pero pasa por alto el temita de sus pacíficos y queridísimos amigos.
Todo esto, todas las enseñanzas, en plan príncipes herederos que están aprendiendo a ser Rey, pero sabiendo que son sapos que no dejaran de serlo. De la vida no les enseñan nada, sólo les hablan de cosas superficiales, de etiquetas, de aparentar, le enseñan a ser VIP, no a ser personas.
Tema
Le tenía ganas a esta negra. Lisa Kekaula ha visitado recientemente Zaragoza con su banda Bellrays. Tocaron en una sala pequeña, un día cualquiera, llegan y nos regalan un huracán de rock and roll. Ese es el espíritu del rock, un local, una banda que te canta directo a la cara, la música suena a local de ensayo, suena a garaje y las guitarras te electrifican, la batería contundente te derrota poderosa, el bajo te hace bailar con estilo y la voz se hace tu voz. Te olvidas de las etiquetas, te olvidas de lo correcto y gritas en un momento dado: Mecaguen la zona vip.